El cerebro de un Carmelo
Cien mujeres han pasado por mi vida
El estribillo, que un Carmelo cantaba
Cuando allá en su cerebro se dibujaba
Ricos momentos felices en su vida
Y pensando la forma como recordar
Todos aquellos ratos amenos de amor
Los que para él, constituyeron un primor
de las que nunca se ha querido olvidar
Para no olvidarse, de ninguna de ella
En su cuerpo decidió dejar las huellas
Un tatuaje con sus nombres se dibujó
Y de ninguna de ellas, él se olvidó.
Como los vaqueros del lejano oeste, por cada pistolero eliminado, una muesca en la cacha de su pistola; asi un Carmelo una muesca en la cacha.
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