Cierto día un caballero tenía que salir a una cruzada
preocupado; y por si algo le pasara, pensando en su amada,
le dejó, a su mejor amigo, la llave del cinturón de castidad
para que se lo quitara, si él moría, confiando en su leal amistad
Entrególe la llave a su amigo y partío montado en su corcel
confiado, por haber dejado a su amada, al cuidado de aquel
no había caminado mucho, cuando por su amigo fue alcanzado
diciéndole éste: "oye: esta no es la llave, te has equivocado".
preocupado; y por si algo le pasara, pensando en su amada,
le dejó, a su mejor amigo, la llave del cinturón de castidad
para que se lo quitara, si él moría, confiando en su leal amistad
Entrególe la llave a su amigo y partío montado en su corcel
confiado, por haber dejado a su amada, al cuidado de aquel
no había caminado mucho, cuando por su amigo fue alcanzado
diciéndole éste: "oye: esta no es la llave, te has equivocado".
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