Una mujer estaba en la cama con un Carmelo
el ruido del carro de su esposo escuchó repentinamente
En un horario en que éste no debería haber llegado.
Desesperada, un frasco de aceite y talco tomó diciéndole al Carmelo
-Quédate quieto que yo sé como salir de ésta bien salvados
Dicho y hecho, de aceite, de pies a cabeza untó al pobre Carmelo,
Al entrar el marido al dormitorio algo blanco, divisó en una esquina
-¿Qué es esa porquería que veo en la esquina? Le preguntó a su mujer con mucha muina
- Mi amor, no seas así, es una estatua, decorativa y muy fina.
El otro día estuve en la casa de los Pérez y ellos tenían una
La habían colocado cerca de una cuna.
Como me gustó mucho una igual he comprado
Pero si no te ha gustado, me la llevo para otro lado
El marido no muy convencido, su atención a otras cosas, había dedicado.
Pasan las horas, se hace de noche y se deciden acostar
En medio de la noche le da un poco de hambre al marido
y se va para la cocina para comer algo y su hambre mitigar.
Cuando vuelve, frente a la "estatua" decide pasar:
parado y sin moverme más de 8 horas perras
y ni siquiera un vaso de agua me pude tomar.
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